UN
LIBRO, OU UNHA PELÍCULA, CADA SEMANA
SEMANA
DO 4 AO 8 DE MAIO
Boyhood
Una película rodada durante 12 años, pero sólo 39
días de rodaje. Pensaríamos que estamos ante una ambiciosa, desmesurada y
grandilocuente película; pero si ha tardado todos esos años en rodarse no ha
sido por delirios de grandeza, sino porque para rodar el paso de tiempo y la
realidad como la quería rodar Richard Linklater esta era la única vía posible.
Richard Linklater es un poeta de lo cotidiano.
Excepto en algunas de sus películas (como “A Scanner Darkly” o “Waking Life”) toda su filmografía
tiene en común que cuenta lo que nos pasa a ti y a mi. Nada más. Sin efectos
especiales. Y realmente parece que habla de ti y de mi, pero lo que pasa es en
el fondo nos creemos especiales pero somos todos más o menos iguales: nos hemos
tumbado en
el jardín mirando al cielo cuando éramos pequeños; vivimos el primer día de
clase en un colegio nuevo, las discusiones de tus padres en el salón; la
ruptura con nuestra primera novia… en el fondo Richard Linklater no ha innovado
absolutamente nada con “Boyhood”. Todos podemos sentirnos reconocidos en
cualquiera de esas situaciones y muchas películas han tratado estos temas y
situaciones recurrentes. Únicamente la forma, ver cómo crecen cada uno de los
actores a lo largo del metraje, es lo que hace que esta película sea distinta.
Pero no nos engañemos, es distinta por otras muchas
razones. Es emotiva, es ambiciosa pero sencilla, es directa, larga pero no
aburrida (no nos olvidemos que esto es una crítica personal); es una película
personal pero a la vez universal, porque todos podemos vernos reflejados en ese
chico que cree que no podrá recuperarse después de cortar con su primera novia,
con esa madre coraje que a cada paso que da por el bien de su familia cree que
hace casi todo lo contrario, ese padre que da más libertad a sus hijos y con
ello ejerce menos responsabilidades para con ellos… y así con todos y cada uno
de los personajes que forman el mosaico de Boyhood.
Porque la vida es eso, todas esas situaciones
cotidianas que la forman y las personas que nos rodean y nos moldean
continuamente. Más en una época en que somos tan moldeables como la infancia y
la adolescencia. Ahí radica el principal acierto y virtud de esta película.
Muchas veces se había rodado y contado sobre la vida
y de la importancia de lo cotidiano, pero el director que siempre que puede
rueda en Austin, que rodó historias aisladas pero de los más reales en
“Slacker”, que rodó el amor y sus etapas en la trilogía “Antes de…”, que rodó
sobre el mismísimo Orson Welles en la rutina de su compañía de teatro, ha hecho
algo muy bueno. Ha rodado la vida.
Daniel
Mosquera, ex alumno do IES ‘Eusebio da Guarda’.
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