luns, 4 de maio de 2015

Un libro cada semana



UN LIBRO, OU UNHA PELÍCULA, CADA SEMANA

SEMANA DO 4 AO 8 DE MAIO

Boyhood

Una película rodada durante 12 años, pero sólo 39 días de rodaje. Pensaríamos que estamos ante una ambiciosa, desmesurada y grandilocuente película; pero si ha tardado todos esos años en rodarse no ha sido por delirios de grandeza, sino porque para rodar el paso de tiempo y la realidad como la quería rodar Richard Linklater esta era la única vía posible.


Richard Linklater es un poeta de lo cotidiano. Excepto en algunas de sus películas (como “A Scanner Darkly” o “Waking Life”) toda su filmografía tiene en común que cuenta lo que nos pasa a ti y a mi. Nada más. Sin efectos especiales. Y realmente parece que habla de ti y de mi, pero lo que pasa es en el fondo nos creemos especiales pero somos todos más o menos iguales: nos hemos tumbado en el jardín mirando al cielo cuando éramos pequeños; vivimos el primer día de clase en un colegio nuevo, las discusiones de tus padres en el salón; la ruptura con nuestra primera novia… en el fondo Richard Linklater no ha innovado absolutamente nada con “Boyhood”. Todos podemos sentirnos reconocidos en cualquiera de esas situaciones y muchas películas han tratado estos temas y situaciones recurrentes. Únicamente la forma, ver cómo crecen cada uno de los actores a lo largo del metraje, es lo que hace que esta película sea distinta.
Pero no nos engañemos, es distinta por otras muchas razones. Es emotiva, es ambiciosa pero sencilla, es directa, larga pero no aburrida (no nos olvidemos que esto es una crítica personal); es una película personal pero a la vez universal, porque todos podemos vernos reflejados en ese chico que cree que no podrá recuperarse después de cortar con su primera novia, con esa madre coraje que a cada paso que da por el bien de su familia cree que hace casi todo lo contrario, ese padre que da más libertad a sus hijos y con ello ejerce menos responsabilidades para con ellos… y así con todos y cada uno de los personajes que forman el mosaico de Boyhood.
Porque la vida es eso, todas esas situaciones cotidianas que la forman y las personas que nos rodean y nos moldean continuamente. Más en una época en que somos tan moldeables como la infancia y la adolescencia. Ahí radica el principal acierto y virtud de esta película.
Muchas veces se había rodado y contado sobre la vida y de la importancia de lo cotidiano, pero el director que siempre que puede rueda en Austin, que rodó historias aisladas pero de los más reales en “Slacker”, que rodó el amor y sus etapas en la trilogía “Antes de…”, que rodó sobre el mismísimo Orson Welles en la rutina de su compañía de teatro, ha hecho algo muy bueno. Ha rodado la vida.
                                   Daniel Mosquera, ex alumno do IES ‘Eusebio da Guarda’.

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